J. Lozano

Historia del presente.
Ni anacronismo ni oxímoron

Résumé

La historia política actual de España se encuentra en un momento muy particular, merced a la aparición de varios partidos nuevos que surgen dentro de un sistema político que desde 1977 se había cimentado sobre un bipartidismo encarnado por PSOE y PP. En el proceso de su definitiva conformación, esos nuevos partidos, en particular Ciudadanos y Podemos, han desarrollado una intensa estrategia de construcción de una imagen respectiva de identidad propia, a través de un proceso de ideologización. Nuestra atención se concentrará en el caso de Ciudadanos y, en especial, su discurso electoral durante la última campaña y, más precisamente, en alguno de sus spots electorales. Esta identidad es el resultado de una serie de respuestas estratégicas a los problemas propios del intento de instaurarse como un actor político nacional. Ciudadanos es un partido que nace en 2006 como una formación de ámbito regional catalán, con apenas representación, lo que comportaba esencialmente dos problemas : ampliar su esfera de acción geográfica y darse una legitimidad histórica.

En su discurso, que valoriza eufóricamente el presente, se hace necesaria, no obstante, la construcción de un determinado pasado. Para ello, se instaura un sujeto histórico, “los ciudadanos”, cuyo origo se remontaría a la revolución liberal española de 1812. A partir de este acontecimiento inaugural se pone en marcha una narración histórica anacrónica. En uno de sus spots, se puede observar por ejemplo una oposición entre los episodios grises que conforman ese pasado, y que son presentados en blanco y negro, y breves acontecimientos en color que desembocan en un presente eufórico. Es la historia de una España que no pudo ser y que se encarna en Ciudadanos, protagonista y a la vez cronista de esa historia. En esta narración, Ciudadanos se coloca así en un presente que, incluyendo tamaño pasado mítico, resulta atemporal. Su propuesta conlleva la neutralización de las tradicionales marcas ideológicas, mediante la configuración de un punto de vista desde el cual quedan narcotizados todos los conflictos, tanto históricos como territoriales.